Todos conocemos la historia de Jesús. Hijo de María y José, o más bien del Espíritu Santo, vino a la Tierra a salvar a los hombres de sus pecados, siendo utilizado como vehículo para ese propósito por el mismísimo Dios. Jesús: un ser amable, pura luz y bondad que quiere el bien para todos. Captaron la idea? Bien! Ahora olvídense de todo. Es una película de Martin Scorsese.
Scorsese y su familia siempre le dieron un lugar importante a la religión. Desde su infancia en Little Italy, dudaba entre convertirse en cineasta o sacerdote; fue monaguillo en su juventud, pero con una inclinación hacia la actuación desde pequeño, y con idas más que regulares al cine con su padre debido a su asma, decidió volcarse al séptimo arte, regalándolos hitos del cine como “Taxi Driver” o “Toro Salvaje” por decir algunos.
Scorsese es un cineasta muy marcado por etapas en su carrera; la gloria y las drogas en los 70’s; las drogas y el fracaso en los 80’s, y del fracaso al resurgimiento en los 90’s. Sin embargo, es en esta última conjunción de años donde se estrenó la película de la que hablaré hoy: “La Última Tentación de Cristo”.
Willem Dafoe personifica algo imposible…o casi imposible, a Jesús, y le da un grado de humanidad casi impensado. Lo baja a tierra y lo transforma en un hombre más. Como el título de la película dice, Jesús afronta una serie de tentaciones, que de superarlas, podrá al fin cumplir su objetivo. Estas tentaciones son diversas y cada una tratará de desviarlo de su camino. El Jesús de Dafoe no es perfecto; no la actuación que es muy buena, sino la persona. Tiene sus defectos e imperfecciones como todo hombre en la Tierra, y en más de una ocasión duda de su fe…como todo hombre en la Tierra.
Ver como lo atacan las voces en su cabeza, como Dios pareciera posarse en su cabeza con garras afiladas (dicho por él mismo) es insoportable. Una vez superado todo, la confianza en Dios y en sí mismo, y su arrogancia nata, hacen que aquel personaje con el cual en los primeros momentos podíamos empatizar, se convierta en algo cercano a lo despreciable de a momentos.
La película es una adaptación de la novela homónima de Nikos Kazantzakis, y ya desde el principio se nos avisa que lo que vamos a ver no será una fiel recreación de la historia que todos conocemos. Es decir, la historia es la misma, pero desde otro punto de vista; más terrenal y visceral…y con menos magia. Además, la adaptación del guión corrió por parte del señor Paul Schrader, quién fue la mente oscura detrás de la creación del personaje de Travis Bickle.
Ver el paisaje de un Israel (filmado en locaciones de Marruecos) desértico es casi desolador. La soledad y la desesperanza parecen moneda corriente en un lugar que parece abandonado por Dios, pero que en realidad es donde dice más presente que nunca.
Con Dafoe encabezando en un muy buen nivel, el recurrente de Scorsese, Harvey Keitel hace lo suyo de regular forma como Judas Iscariote, y Barbara Hershey como María Magdalena hace lo que puede para dar una actuación con cimientos firmes.
Scorsese detrás de cámaras hace un gran trabajo; llegó incluso a recibir una nominación al Oscar por su labor, pero perdió igual que todos los años hasta 2007. Personalmente la categorizaría como una película regular. Es interesante ver desde otra perspectiva la vida de Jesús, y ver como es tratado como uno más; sin embargo, tal vez sea su larga duración lo que no cuaja; algunas partes del guión o las irregularidades del casting en general…o el hecho de que nunca creí en lo que esta retratado en pantalla. Lo que es cierto, es que pasada la primera mitad de la cinta (mitad dinámica y con ritmo), la historia comienza a ganar cierto grado de pesadez y lentitud que se vuelve un poco bastante tediosa.
La producción tuvo sus problemas: nadie quería producirle la película a Scorsese, y estuvo corto de dinero; además que las horas de filmación eran reducidas porque en Marruecos oscurece a las 4 de la tarde, sumado a que Dafoe solo podía permanecer en la cruz 3 minutos como mucho porque su respiración se dificultaba. Para la crítica, fue una película más que buena en general, pero no sucedió lo mismo con el público, más que nada con el conservador en extremo. El Papa Juan Pablo II la calificó de blasfema, la Madre Teresa hizo algo parecido. Se llamó a boicotear las proyecciones de la cinta, y en lugares de Francia como en Paris, salas de cine fueron incendiadas.
Uno de los trabajos que Scorsese quiso llevar a la gran pantalla durante gran cantidad de años, terminó convirtiéndose en un fracaso comercial recaudando solo 8 millones de dólares con un presupuesto de 7. Aunque lo comercial no siempre es directamente proporcional a la calidad, en este caso, en general deja un poco que desear. Pero descuiden, Marty volvería al juego dos años después con…la película de gánsteres más grandes de todos los tiempos? De lo que estamos seguros, es de que a pesar de todos son unos Buenos Muchachos..
TÍTULO: The Last Temptation of Christ
AÑO: 1988
GÉNERO: Drama
DIRECTOR: Martin Scorsese
PROTAGONISTAS: Willem Dafoe – Harvey Keitel – Barbara Hershey – David Bowie
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