jueves, 18 de febrero de 2016

RESEÑA - Romeo y Julieta - 1968





No hay nadie en el mundo, a mi parecer, que jamás haya escuchado sobre Romeo y Julieta. La obra de Shakespeare es seguramente la historia de amor más grande de la literatura, y como toda obra que se mantiene en el tiempo, debe ser actualizada a los medios que el público consume. Fue llevada a la gran pantalla varias veces; la más reciente en 2013, y  la más conocida en 1996 con DiCaprio a la cabeza, entre otras. Pero hoy hablaré de adaptación dirigida por Franco Zeffirelli, estrenada en 1968: “Romeo y Julieta”.





La trama es la de siempre. Situada en Verona, los Capuleto y los Montesco son dos familias rivales que han estado en contra por generaciones. Los Capuleto ofrecen una fiesta en donde todo el mundo se presenta a bailar y disfrutar. Allí es donde Romeo (Leonard Whiting) cruza miradas con Julieta (Olivia Hussey) y ambos caen en el hechizo del amor momentáneo. Sin embargo, al ser de familias opuestas su destino no es estar juntos; sumado a esto, la muerte de un amigo de Romeo a manos de un Capuleto, y la de este último a manos de Romeo, genera chispazos entre familias, lo que conlleva al destierro de este de la ciudad de Verona. De ahí en adelante, todos sabemos cómo sigue.




Franco Zeffirelli nos ofrece una gran versión de la obra del dramaturgo inglés (no la primera; ya había sido llevada al cine en la década de los 30’s; antes de esa, no lo sé). No la hace suya como lo hizo Luhrmann a mediados de los 90’s, pero logra una representación excelente y fiel a los hechos retratados de forma escrita. El aura de la obra de Shakespeare se siente en el aire, y esta tal vez sea la mejor adaptación que se ha hecho de la historia.
Zeffirelli llegó al punto de buscar actores de edades correspondientes a los de la obra original, teniendo Leonard Whiting 17 años, y Olivia Hussey tan solo 15 al momento de la filmación; números que no significaron impedimento alguno para retratar desnudos cuidados en algún momento.




Muchos preferirían tener actores con alguna experiencia previa para encarar estos papeles y esta historia de amor tan famosa y con diálogos complejos, pero desde el primer momento nos damos cuenta que la elección es más que perfecta; que los actores se transforman en los personajes y dan todo de sí.
Whiting como Romeo es todo lo que se puede esperar; ganador, atractivo y un romántico empedernido, no abandona sus esperanzas hasta el final del final. Y Hussey? Sepan perdonarme si no transmito bien lo que me llegó de ella, pero no sé de qué forma hacerlo. Desde su belleza que ilumina los ojos de quienes la ven, hasta la perfección de su actuación, todo es impresionante para alguien de su edad. Lo que otorga está a otro nivel y es el punto más fuerte de la película. Su ingenuidad, pero a la vez la pasión; la entrega por el amor. Como navega desde los berrinches de niña chica mimada hasta convertirse en una mujer madura de la noche a la mañana, es un deleite para el espectador.





La relación entre ellos, la forma en que está plasmada….perdonen si es demasiado, pero es algo de otro mundo. El amor, cariño, la pasión que se tienen; es algo tan puro que, con el esperable final, es imposible que no se nos quiebre el corazón.
Al tener conocimiento de la historia, sabemos de qué va, su nudo y desenlace, pero Whiting y Hussey (sobre todo Hussey) logran capturarnos y adentrarnos a su mundo, de una forma envidiable para cualquier dúo de actores. Es una de las parejas con más química en la historia del cine.





No puedo hacer un comentario sobre la cinta, sin hablar de un rubro que también es excelente: el vestuario. A cargo de Danilo Donati, aporta la realidad necesaria al asunto, y ayuda a generar la atmosfera de la época (personalmente, ignoro si en realidad se vestían así! Pero funciona!), y se agradece; al igual que los decorados y los exteriores, todas son individualidades que logran un gran todo. Más que una película, es una obra artística; para mí, una obra de arte.
Otra cosa a destacar es la música o banda sonora, como quieran llamarle. A lo largo de la película nos acompañan diversas melodías que funcionan como vehículo que nos transporta a través del viaje, y son de una excelencia abismal. A mi parecer es uno de los puntos fuertes, y para mi sorpresa, al quedarme a ver los créditos finales, veo que el compositor fue nada más y nada menos que Nino Rota; clásico colaborador de Fellini y creador de la inolvidable música que nos acompaña en “El Padrino”. De haberlo sabido de antemano, no habría dudado que sería perfecto.





Si algo me molestó de la versión de 1996, fue la complejidad del dialogo y como lo reproducían los actores. No sé si es mérito propio de la película, ya que me parece que las líneas son prácticamente las mismas, pero en esta versión no se siente de la misma forma, sino todo lo contrario. Las palabras fluyen de una manera extraordinaria, casi a un ritmo musical, que las hacen placenteras y recordables.

“Ha amado mi corazón? ¡Jura que no vista! Porque nunca he visto verdadera belleza hasta esta noche” De otro planeta.





Llegué a la película casi que de casualidad. Luego de enfrentarme por dos horas a Di Caprio y Daines, parcialmente me había convencido de no volver a meterme en el mundo romántico de Shakespeare, pero investigando los ganadores del Oscar de años anteriores, me enteré de que esta adaptación obtuvo varias nominaciones (Mejor Película incluida) y dije: “por qué no?”. Y así fue. La encaré con expectativas, pero no demasiadas; las suficientes. Sin duda alguna caí en su hechizo desde el primer fotograma. En gran parte, gracias a Hussey, su talento y su bellez…ah, ya lo repetí demasiado eso, verdad? Olivia es incomparable; de las más bellas que he visto en pantalla.



En fin, tengo que terminar con esto de una vez, aunque si por mi fuera, seguiría por toda la eternidad. “Romeo y Julieta” es LA historia de amor desde hace siglos; y desde hace siglos sirve para vender, y mucho, así que es un éxito casi asegurado encarar un proyecto así, al punto de que todo el mundo sabe una cosa o dos de ella, sin siquiera haberla leído.

Recomendable? Es algo obvio. Yo la situaría en un pedestal superior: Imperdible seguramente.



Es tal la emoción generada, que todos deberíamos darle al menos una oportunidad. Emoción no solo por sus momentos emocionantes (valga la redundancia), sino por lo que significa la historia entre estos jóvenes enamorados. Podemos identificarnos con ellos, su forma de pensar y sentimientos. Y cuando 24 imágenes por segundo logran eso en nosotros, sabemos que lo que tenemos en frente, no es algo de todos los días.
Solo queda decirles que, en mi opinión, ya es una de las mejores películas que el cine nos regaló en toda su historia.





TÍTULO: Romeo and Juliet
AÑO: 1968
GÉNERO: Drama - Romance
DIRECTOR: Franco Zeffirelli
PROTAGONISTAS: Leonard Whiting – Olivia Hussey



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