A Janet Weiss (Susan Sarandon) y Brad Majors (Barry Bostwick), recientemente comprometidos, se les daña una llanta en medio de un camino desolado. Como única solución encuentran volver sobre sus pasos a un castillo que vieron unos kilómetros atrás y pedir un teléfono, sin siquiera imaginarse que la residencia está habitada por un científico bastante loco, y su sequito de seguidores igualmente insanos.
Llegué a “The Rocky Picture Show” de dos formas. Primero, hace unos años que mi hermana la vio y desde entonces tengo conocimiento de ella. Sabía que era un musical más que estrafalario, pero este género nunca fue mi favorito (las cosas están cambiando ahora) por lo que la pospuse por muchísimo tiempo.
Ahora, después de enterarme del remake que FOX está planeando para Halloween, y con la certeza de que voy a verlo, me puse manos a la obra y conseguí la original para de una vez por todas ser testigo de una de las películas más amadas por los cinéfilos y comprender de qué irá la protagonizada por Victoria Justice.
Seguramente “Rocky Horror…” causo algún tipo de polémica al momento de su estreno. Sin embargo, con el correr de los años se convirtió en una película icónica, de culto, con miles de seguidores alrededor del mundo.
Si tuviese que describirla con pocas palabras diría que es excéntrica y bizarra, pero por sobre todas las cosas, memorable.
La película en si es una rareza. Desde el mismísimo principio, en unos créditos de presentación que duran unos largos 5 minutos nada más y nada menos, conocemos a los protagonistas de forma particular. En su presentación vemos sus nombres, su personaje, y el rol que estos cumplen en la trama. Personalmente es la primera vez que veo algo así en una película (anteriormente en “Grand Hotel” de 1932 se presentaba a los personajes junto a su fotografía y el nombre de quien lo encarnaba), sumado a ese tinte sangriento que tiene cada caracter.
Todo esto con un acompañamiento musical de fondo y la perpetua imagen de unos labios extremadamente rojos, con un fondo totalmente negro, cantando la canción. Cuando una película comienza de forma tan extraña, bizarra, pero a la vez original, sabemos que lo que estamos a punto de presenciar no es algo de todos los días.
Los apartados de maquillaje, vestuario y decorados están a un nivel envidiable. Desde el rostro de Curry, pasando por la vestimenta de todo el que aparece y los lugares donde la acción sucede, todo está hecho de una forma, tal vez no perfecta pero eficaz, que ayuda a generar el clima de la película que intenta entretener mediante el histrionismo y la falta de sentido en su contenido.
Sumado a esto, posiblemente sea LA película de los personajes pintorescos. Cuando aparece uno nuevo nos convencemos de que no podrían ir más allá, pero al rato somos bombardeados con otro, y otro, y otro, que no hacen más que darme vida propia a la película.
No puedo dejar de lado las dos cosas más grandiosas que tiene la película: Tim Curry, y los números musicales.
Lo que hizo ese tipo con su personaje va más allá de lo increíble. Previamente lo había interpretado en su versión teatral, y a la hora de pasarlo a la gran pantalla lo hizo de maravillas.
Frank-N-Furter es ese “científico loco” que le encanta travestirse, lujurioso por demás, quien no le hace asco a tanto a hombres como a mujeres…y vaya a saber uno si a algo más!
Ni bien aparece por primera vez, asomándose en ese ascensor, sabemos que lo que estamos a punto de conocer va a ser asombroso. Es bizarro por demás –al igual de su canción presentación, otra recordadisima parte que llevó a la película a obtener su calidad de culto- pero a su vez es grandioso, al punto de opacar todo lo que está a su alrededor cuando aparece. Si Furter está en pantalla, ya sabemos que vamos a disfrutar.
Está loco, y así como somos testigos de su lujuria extrema también vemos sus arranques de locura que lo llevan al punto de asesinar una persona, o como las palancas de su maquinaria se parecen en demasía al miembro masculino. Dije que era bizarro? Siento que me quedo corto con esa expresión.
Para mencionar algo de sus números musicales, debo decir que estos son fantásticos. Cada uno es mejor que el otro y todos se nos graban en la memoria. “Lets make the time wrap again” es la carta de presentación de los invitados de la mansión, “Sweet transvestile” es también una carta de presentación pero en este caso del doctor Furter, y “Touch Me” es la canción que libera la calentura de Sarandon.
Todos los temas son pegadizos, y todas las coreografías son dignas de ser aprendidas, pero esto tiene consecuencias malas.
Tal es la grandeza de estos, que los personajes de Sarandon y Bostwick quedan relegados a un segundo lugar por varios minutos; es tal nuestra devoción por lo musical que nos olvidamos que ellos están ahí y los una vez protagonistas de la historia pasan a ser un elemento más de la trama.
Así como no pude pasar por alto la interpretación de Curry, tampoco puedo dejar pasar la belleza de la en aquel entonces jovencísima Susan Sarandon.
Desde el comienzo su rostro angelical e inocencia nos cautivan. Sin embargo, a medida que la trama avanza y estas características se van perdiendo para convertirla en una mujer madura, sumamente sexy y entregada a la pasión (demostrado con “Touch Me”), no podemos evitar fijarnos en ella a todo momento. No solo sus atributos son llamativos, sino también su actuación. Sarandon logra pasar de esa joven ingenua a una mujer llena de deseo sin problema alguno, y termina siendo por detrás de Curry, el mayor atractivo actoral de la cinta. Cuando este no está, es ella quien se lleva todos los aplausos.
Si hay algo que se puede objetar, es el final. No es malo ni reduce la calidad de todo lo anterior; sino que es tonto, lo que tampoco es malo ya que la película en si no es demasiado seria.
Lo objeto no porque sea lo peor de la cinta, sino porque es lo que menos me convence. Es sabido que todo argumento tiene que tener una resolución final, y aunque esta no llegó a colmar mis expectativas, podría haber sido peor.
Jim Sharman logró en 1975 trascender en el tiempo con su película. Seguramente nadie se imaginó tal éxito en aquel entonces; menos aún que más de 40 años después de su estreno la cinta siguiera tan fresca en la memoria de quienes la disfrutaron aquellos días, y que las nuevas audiencias que se animan a descubrirla queden instantáneamente hechizadas por el carisma innato no solo de Furter, sino todo el show en sí.
“The Rocky Horror…” más que una película es una experiencia. Y como experiencia, no es una más. Es rara? Por supuesto que si, pero lo normal es aburrido…
TÍTULO: The Rocky Horror Picture Show
AÑO: 1975
GÉNERO: Comedia – Musical - Suspenso
DIRECTOR: Jim Sharman
PROTAGONISTAS: Tim Curry – Susan Sarandon – Barry Bostwick - Richard O-Brien - Patricia Quinn
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