En un viaje en tren de Sevilla a Madrid, Mathieu (Fernando Rey) narra a sus compañeros de vagón sus peripecias con Conchita (Carole Bouquet/Angela Molina), una joven de la cual se enamora, pero quien lo esquiva en toda oportunidad.
Llegué a conocimiento de la película tras haber visto otras obras de Buñuel previamente (Bella de Dia, Viridiana, Tristana, El Discreto Encanto de la Burguesía) e investigar en su filmografía otros títulos. Todas las sinopsis parecían interesantes, pero tengo que admitir que no tenía demasiadas esperanzas en este caso particular, al punto de prácticamente olvidarme de su existencia.
Hasta que un día, recorriendo una feria, me la encontré en DVD e inmediatamente la recordé. No dude en comprarla, y dejarla almacenada en mi videoteca por unos cuantos meses. Finalmente la vi, y puedo decir que la espera valió la pena.
Fue la cuarta y última colaboración en 16 años de Fernando Rey con Luis Buñuel, director que lo lanzó a la fama tanto entre público español como internacionalmente.
Rey, uno de los mejores actores del cine español, quien siempre daba lo mejor de sí, en esta oportunidad lo vemos viejo, entrado en edad, pero con la misma calidad y perfección actoral a la que nos acostumbró en su carrera.
El personaje encarnado por él es una delicia constante y una lección de actuación; en su cuerpo vemos el pasar de los años, y en sus ojos la desilusión y falta de esperanza. Un ser solitario en el interior, necesitado de cariño, que busca refugio y compañía en alguien más joven. Siempre es un honor y un deleite presenciar lo que brinda este señor delante de cámaras.
Sin embargo, si destaco a Rey, no puedo dejar de lado a Carole Bouquet, y a Angela Molina quienes como el interés amoroso de Mathieu se roban toda la atención en cada momento que aparecen; no solo por ser el personaje en torno a quien se desarrolla la traman sino por la perfección y la naturalidad de sus interpretaciones.
Por qué a las dos? Porque aunque parezca raro, Buñuel utilizó dos actrices para encarnar al personaje. Decisión rara, y casi de último momento, pero que aporta más originalidad al todo. Cada una de las actrices aporta elementos al personaje de Conchita, siendo por ejemplo una la más carnal, y otra la más sensible. Que genio que eraBuñuel.
Conchita es una belleza natural, además de inteligente, lo que le permite ser histérica, buscona y una manipuladora sentimental con el objetivo de exprimir a Mathieu y conseguir todo lo que se propone.
Bouquet y Molina nos regalan una representación de una mujer inteligente, capaz de utilizar no solo sus atributos, sino también su cabeza para su propio beneficio; tiene una capacidad de persuasión increíble, un claro ejemplo de lo que hoy conocemos como femme fatale.
Buñuel no solo se encargó de dirigir a sus actores y obtener lo mejor de ellos, sino que también el guión de la película estuvo a su cargo, en colaboración con Jean Claude Carriére, basado en un libro de Pierre Louys. Esto fue una constante en el trabajo de Buñuel, era algo que le daba un control total de lo que quería plasmar con su cámara, y como lo dijo él alguna vez, el guión es tan importante como todo lo demás, ya que una vez terminado este, prácticamente se puede ver la película. Y aunque no nos deleitaba con tomas espectaculares, siempre su mirada, su visión de las cosas tenían la capacidad de llegar a lo más profundo de aquel que se decidía afrontar uno de sus films.
Sobra aclarar que era un visionario del cine, no solo por el surrealismo presente en toda su filmografía, sino también por los temas que se decidía tratar y por el lugar que daba a la mujer en sus películas, décadas antes de que esto se viera como algo normal, convirtiendo a las féminas de sus películas (Bouquet y Molina en este caso, Deneueve en Tristana y Bella de Dia, Silvia Pinal en Viridiana) en los ejes centrales de sus argumentos, en elementos indispensables. Sumado a esto, daba una gran libertad a la sexualidad, representándola de la misma forma, jugando con la posible desaprobación de un público que en aquel entonces era bastante conservador.
Estos aspectos del cine de Buñuel son los que lo diferencian de sus pares de esos años. Al visionar su obra más de 40 o 50 años después, sentimos esa frescura, ese dinamismo que posiblemente al momento de su estreno era traducido en “película rara”, pero que en realidad no hacía más que demostrar cuan adelantado estaba director de los demás, y de su propio tiempo.
Hoy hablo de “Ese Oscuro Objeto de Deseo”, pero cualquier otro trabajo de Buñuel tiene las mismas cualidades. Ver cine de Buñuel, es como ver cine actual; tal vez no por su ritmo, pero si por los intereses de su creador.
El erotismo es constante en la película, ya sea directo o implícito (escena Conchita dándole el caramelo a Mathieu, o cuando este siente el aroma de su cabello a través de una reja). Buñuel era un maestro de la seducción en pantalla, y a la hora de seducir a la audiencia y hacerla suya. Al final de cuentas, lo que todo director debe apuntar a ser: un maestro del entretenimiento, incluso cuando uno no tildaría sus películas como entretenidas.
Sumado a esto, encuentra lugar para la religión, otro tema que se repite a lo largo de su obra (Viridiana, Tristana). La mezcla de todo, erotismo, sexualidad y religión forma un todo esplendoroso. Como explota ese deseo en pantalla, pero a su vez inconscientemente sus personajes lo reprimen, al igual que aquellos que ven su cine, es algo increíble. Posiblemente Buñuel sea el cineasta, o uno de los cineastas más liberales de todos los tiempos; un señor que se tomaba unas libertades sin precedentes en su época, y que sin duda son las cosas que lo mantienen atractivo hoy en día.
El espectador busca una conexión con los personajes y sus historias, encariñarse con ellos en intentar sentir al menos una fracción de lo que estos sienten; razón por la cual deberíamos sentirnos mal al presenciar todo por lo que Mathieu atraviesa. Sin embargo esto no sucede, y es grandioso.
No nos sentimos de esa forma hacia él, porque es tal la perfección de Rey a la hora de retratar a ese adulto en busca de afecto, ingenuo hacia los limites más impensados, que casi desde el comienzo nos damos cuenta de lo que tiene Conchita entre manos, y nos es difícil creer que él no se dé cuenta de lo que sucede frente a sus ojos.
“Ese Oscuro Objeto del Deseo” fue la última película del cineasta, la finalización para una carrera esplendida, el último suspiro de uno de los cineastas más grandes de todos los tiempos quien, con su obra sería inspiración para muchos en el futuro.
Es una película no apta para todo público, claro está que por su contenido erótico pero también porque es una película de Buñuel, y esto de por si la convierte en algo particular, algo único, a lo que no todos están capacitados para enfrentarse.
TÍTULO: Cet obscur objet du désir
AÑO: 1977
GÉNERO: Drama
DIRECTOR: Luis Buñuel
PROTAGONISTAS: Fernando Rey – Carole Bouquet – Ángela Molina
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