lunes, 11 de julio de 2016

RESEÑA - Un Tranvía Llamado Deseo (A Streetcar Named Desire) - 1951




“Un Tranvía Llamado Deseo” se llevó a casa 3 de los 4 premios por actuación en los Oscar de 1952. Lo extraño, es que el único qué no gano en ese entonces fue Marlon Brando, quien con su papel dio su primer gran paso para consagrarse en la industria, y demostró lo que era el método del Actor’s Studio.


 
Blanche (Vivian Leigh)
llega a Nueva Orleans a visitar a su hermana Stella (Kim Hunter) con la mala noticia de haber perdido una propiedad familiar. Sin embargo, su llegada descubrirá oscuros secretos de su pasado, trastornando su integridad mental y generando rispideces entre su hermana y su esposo Stanley (Marlon Brando).




Su guión no podría ser más perfecto al estar adaptado por el mismísimo Tennesse Williams, escritor de la novela/obra teatral. Con esto se aseguró, aunque con algunos cambios en relación a la versión de teatro, una fidelidad al trabajo original que ayudó a darle vida a la película en si.

Detrás de cámaras tenemos al icónico Elia Kazan, quién ayudado con la música de Alex North nos otorga un desarrollo de la historia envidiable para la mayoría. Hace cine a otro nivel al fusionarlo con el teatro, y conseguir (dejando de lado sus cortes de edición) algo parecido a una obra teatral filmada, lo que aporta un naturalismo inaudito no solo al argumento sino también a las actuaciones, y una sensación de veracidad que nos hace creer que entre nosotros y la acción no hay pantalla, sino que forma parte de nuestro alrededor.



Si hay que remarcar una categoría de la película sobre todas las demás, es la actoral. Los cuatro actores principales se ven cómodos en sus personajes, hecho que no hace más que ayudar a convencernos, a creer lo que vemos.

Kim Hunter: como Stella, la hermana de Blanche y mujer de Stanley es una mujer de la época. Difícilmente independiente, no es nadie si no está debajo de la sombra de su marido, y está acostumbrada a las borracheras de este y su maltrato.
Karl Maden: amigo de Stanley, compañero de trabajo y antiguo miembro del mismo escuadrón del ejército es un tipo sensible que tiene a su madre enferma, y pareciera querer encontrar la mujer indicada para asentarse.




Vivian Leigh: como Blanche nos deleita con un gran trabajo. Una mujer que vuelve de su pueblo luego de perder una propiedad de la familia, más joven que su hermana pero distinta en personalidad, no se deja pisotear por el sexo opuesto. Sin embargo, lo que tiene de independencia le falta de autocontrol psicológico, ya que sus cables no están bien conectados, y su fragilidad no hace más que debilitarla. Su calidad como actriz se demuestra durante toda la cinta, pero son particularmente remarcables sus brotes de desquicio que no hacen más que sorprendernos y dejarnos los ojos abiertos como dos pelotas de golf.

Marlon Brando: Su sexualidad nata, sus remeras empapadas, su hombría latente y los gritos a todo pulmón llamando a su mujer luego de haber metido la pata para devolverla a sus brazos lo convierten en el punto más alto de la cinta, y a pesar de ser el segundo en importancia en el argumento, de a momentos le roba al protagonismo a Leigh, saliendo airoso de la situación, y encantándonos tanto con su físico como con su habilidad de mentir y convertirse en alguien más. Su temperamento es memorable en escenas como la tirada de la radio por la ventana, o dar los platos contra la pared para demostrar quien lleva los pantalones en esa casa. Si hubiese un dios en la actuación, ese sin dudas sería Brando.




La sociedad indudablemente machista es la que inunda la pantalla, y Stanley es el ejemplo más claro. Sale cuando quiere, vuelve cuando se le place y tiene la misma facilidad tanto para enojar a su mujer como para traerla de vuelta.
El hombre era la figura autoritaria, y Stella puede vivir con eso, sin embargo la llegada de Blanche, que parece destinada a romper esa unión trae consigo un nuevo paradigma, el no dejarse pisotear, claramente representado con la vecina de arriba de Stan y Stella, quien es la única que le hace frente a su esposo. Una pequeña rebelde que marcaría el paso que tendría la sociedad a futuro: debilitar al hombre y darle poder a la mujer.




“Un Tranvía Llamado Deseo” tiene un ritmo bastante admirable para haber sido estrenada 65 años atrás, y a pesar de no transcurrir con un dinamismo envidiable, tiene su mérito al mantenerse fresca y entretenida después de tanto tiempo. Tal vez sea su edición, la potencia de sus actuaciones o la dirección de Kazan, pero en los momentos en que el argumento tiende a enlentecerse, con mérito propio sale a flote y nos devuelve a la acción, encantándonos y obligándonos a estar atentos a lo que sucede.




El deseo que se nombra en el título de la cinta sea tal vez el motor que mantiene con vida, o que más bien se la arruinó a Blanche. Originalmente contando que volvía a su hermana luego de perder su propiedad familiar, a medida que la trama avanza vemos que no solo eso es el origen de su reaparición. Un amor y la muerte de este le otorgaron una reputación bastante mala en su tierra, y en determinado momento los fantasmas del pasado volverán para atormentarla, jugar con su cabeza y terminar de destruirla. Porque el deseo es lo malo, lo prohibido, y nunca debería anteponerse a la razón.




En la década de los 50’s aún no se utilizaban los créditos al final de la película. En esta caso se presentan a los protagonistas al principio, sin embargo, en un intento más de acercarla a la representación teatral se vuelve a mostrar a los protagonistas luego de la aparición de “El Fin” en pantalla, presentándolos en una plantilla de hermoso diseño bajo la etiqueta de “the players”. Una de las características de Kazan eran sus representaciones cinematográficas con estilo teatral, y ahí lo tienen.



Elia Kazan (On the Waterfront, Baby Doll, East of Eden) quien previamente había sido el responsable de una de las adaptaciones teatrales de la obra de Williams, con esta película logró un hito en el cine Norteamericano. No solo dio a conocer al gran público a quien con muchos fundamentos tal vez sea el mejor actor de todos los tiempos, sino que creó una cinta que con los años se volvería histórica y una de las más representativas del cine.

Pero cuál es su logro más importante? Adaptar el texto de tal forma que, gracias a su musicalización, las fotografía de Harry Stradling, y el excelente trabajo de su reparto, se mantenga atractiva y cautivadora más de medio siglo después, cuando el cine a tomado un rumbo distinto, y la sociedad aborrece el tipo de hombre que representa Brando, pero que hipócritamente, nos enamora con su personificación.



TÍTULO: A Streetcar Named Desire
AÑO: 1951
GÉNERO: Drama
DIRECTOR: Elia Kazan
PROTAGONISTAS: Vivian Leigh Marlon Brando Kim Hunter Karl Maden




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