RESEÑA - Baby Driver - 2017

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Baby (Ansel Elgort) vive con su padrastro sordomudo y trabaja para Doc (Kevin Spacey) como conductor de los vehículos que este utiliza para sus atracos. Todo marcha bien hasta que Baby se enamora de Debora (Lily James) y algo sale mal en uno de los robos. Baby intentará salirse, pero una vez adentro del negocio, alejarse de el se vuelve casi imposible…

Edgar Wright (Shaun of the Dead) se luce detrás de las cámaras de Baby Driver desde el momento uno. En los primeros minutos de la película somos testigos de un plano secuencia hermosamente ejecutado en donde vemos a Baby ir a comprar café y llevarlo a su “lugar de trabajo”. Este tipo de plano han sido un deleite personal desde el momento que aprendí a apreciarlos (tal vez en mi segundo o tercer visionado de “Goodfellas” de Scorsese) siendo el de Paul Thomas Anderson en Boogie Nights uno de mis favoritos y el de Damien Chazelle en La La Land uno de los que considero mas perfectamente ejecutados.



Wright no intenta construir una secuencia compleja, sino que apunta a la simplicidad, y es ahí donde se encuentra lo remarcable de este plano. Nuestro protagonista cruza calles y veredas conectado a sus auriculares y aislado del mundo interior con el simple objetivo de ir a buscar café y regresar a su punto de partida; una forma diferente de darnos un primer vistazo a la personalidad del personaje principal...y si estamos atentos, una pista a algo que sucederá mas adelante.

En la época donde el estándar de las persecuciones y escenas de acción con automóviles en general es dictado por cada nueva entrega de “Rapido y Furioso”, en “Baby Driver” estas no intentan la tarea imposible igualar el nivel de espectacularidad de las anteriormente mencionadas, sino que nos maravillan con sello propio. Un gran punto a destacar del mas reciente trabajo de Wright es su espíritu retro, el cual se ve reflejado en la colección de vinilos de Baby, su obsesión con los cassettes o su cantidad incontable de Ipods, todo esto englobado en una gran banda sonora.



Esta banda que nos acompaña constantemente hace las delicias tanto de nuestros oídos como de nuestras pupilas al mezclarse de forma perfecta y envidiable con las escenas de acción sobre ruedas. Sin embargo, estas quedan relegadas a un segundo lugar a medida que atestiguamos el desarrollo de las relaciones personales y las consecuencias de los actos de Baby.

Decidido a alejarse de la delincuencia, nuestro protagonista ahorra el dinero que gana con sus robos para tener una mejor vida junto a su padrastro. Un Baby que desde pequeño aprendió a escudarse en la música, a utilizarla como instrumento de escape de la realidad cada vez que presenciaba una pelea entre sus padres, a convertirla en su fiel compañera y única capaz de hacerlo olvidar de ese zumbido que lo aqueja.



Pero Baby y sus prioridades cambian cuando conoce a Debora. El una vez solitario y poco amigable, que prefería no relacionarse mas de lo debido con sus “compañeros”, descubre el amor y una compañera de sueños. Ambos se convertirán en unos Bonnie y Clyde modernos que no pararan hasta recorrer las rutas de Estados Unidos en un auto que nunca se imaginaron y con la música a todo volumen.

Gracias a los componentes mencionados anteriormente, al ver “Baby Driver” nos sentimos parte del equipo liderado por Doc. La adrenalina es constante y no hace mas que ascender. En Baby y Debora vemos la clásica historia de amor a la que estamos acostumbrados pero que con casos como este nos siguen atrapando; en su padrastro vemos su lado vulnerable, su incapacidad de mantenerlo y manterse a salvo siempre y cuando siga formando parte del negocio.



Con la participación de Jamie Foxx, una aparición de Flea de los Chili Peppers y el acompañamiento constante de John Hamm, otra piedra angular de “Baby Driver” es el humor. A través de comentarios, viendo a nuestro protagonista cantar o presenciando una confusion entre Michael Myers de “Halloween” y Mike Myers de “Austin Powers”, el humor resulta ser tan importante como las escenas de acción a la hora de convertir a la película en una experiencia memorable. Sumado a lo de la confusión de nombres, Wright no escatima en referencias a la cultura popular cinéfila y no duda en mostrarnos unos segundo de “El Club de la Pelea” en el televisor de Baby.

El objetivo principal de una película es entretener, luego viene intentar transmitir “algo”, lo que se proponga su director, para mas tarde convertirse en algo digno de recordar. Lo primero es indudable, lo segundo tal vez no sea el fuerte de la película (no significa que no lo tenga), y aunque no ha pasado siquiera un mes desde que la vi, estoy seguro de que el tercer punto está mas que asegurado.



Un protagonista carismático, escenas de acción a toda velocidad, un espíritu retro parecido a lo que nos hace sentir James Gunn con sus “Guardianes de la Galaxia”, una historia de amor que hace las delicias de los mas melosos, el humor justo y necesario, un elenco repleto de rostros conocidos, mas de una referencia al cine popular, ese que todos alguna vez hemos consumido lo queramos o no, sumado a su gran calidad como película en si (porque nadie puede decir que sea mala) hacen de “Baby Driver” un clásico en potencia al cual solamente le queda subir el escalón mas difícil de todos: superar el paso del tiempo. Sin embargo, con la velocidad que lleva, no dudo que esa meta desaparezca de enfrente de sus ojos y cuando quiera darse cuenta la haya superado hace tiempo.



¿Terreno libre para una secuela? Eso está mas que asegurado. Con el buen desempeño que está teniendo en la taquilla internacional tanto como en la Norteamericana, no dudo que el estudio y el equipo encargado de traerla a la vida estén negociando una posible continuación.

“Baby Driver” me hace creer que dentro de unos años voy a poder enorgullecerme al decir: “Yo la vi en el cine”, y eso, para mi, cinéfilo de corazón y Enamorado del Celuloide hasta la tumba, me alcanza y me sobra.

TÍTULO: Baby Driver
AÑO: 2017
GÉNERO: Acción - Comedia

DIRECTOR: Edgar Wright

PROTAGONISTAS: Ansel Elgort – Lily James – Kevin Spacey – Jamie Foxx – John Hamm – Eiza Gonzalez


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