sábado, 10 de marzo de 2018

RESEÑA - El Padrino (The Godfather) - 1972




Comencé a publicar reseñas activamente en el blog en Septiembre del 2015. Venía escribiéndolas con algo de esmero desde fines del año anterior, 2014. Nunca me sentí capaz de hablar de varias películas, entre ellas, la que me (y nos) trae acá hoy. Pero llegó el momento. Me animo a intentarlo. Espero que salga bien. Y les guste. Los dejo con mi reseña de “El Padrino”.

Según me cuentan, ya que no tengo recuerdos tempraneros tan vívidos, desde niño (4 o 5 años) ya era un enfermo por el cine. Llegaba a ver no se cuantas veces al día “La Máscara”, de Jim Carrey. Supongo que eso vaticinaba de cierta forma mi gran pasión. Pero no fue hasta unos años después que realmente, consciente o inconscientemente, me volví loco por este arte. Era un Domingo a la tarde, estaba en mi habitación, cambié de canal y me encontré una fiesta con una música que nunca había escuchado pero que me resonaba hasta en los huesos de lo familiar que era: estaba viendo, sin saberlo, la boda de Connie Corleone; estaba, sin saberlo, adentrándome en mi nueva vida, la de un fanático del cine. Estaba viendo (aunque no lo supe hasta un tiempo después) por primera vez, “El Padrino”.



Pero antes de adentrarme del todo en la película de Coppola déjenme dibujarles la imagen de aquel entonces. Paramount estaba a punto de entrar en bancarrota, no venía teniendo éxitos que la salvaran económicamente. Robert Evans era el encargado de decidir que proyectos se desarrollarían, y puso toda su confianza en dos, basados en best-sellers, uno romántico y otro de mafiosos: el primero se convertiría en la tan aclamada y reconocida “Love Story” de Ryan O’Neal, y el segundo...no hace falta aclararlo. Ambas películas aparecieron en el momento justo para sacar al estudio de su situación, convirtiéndose a la larga, en dos de los clásicos mas duraderos del cine y, para muchos (¿alguien dijo ‘yo’?), la de Coppola en la mejor película de todos los tiempos.

Era la década de los 70s, el cine había cambiado, no era el de antes. La Edad Dorada de Hollywood estaba sepultada en el pasado hacía ya tiempo, los estudios no eran lo que en algún momento supieron ser. La forma de hacer películas cambió, el cine, siguiendo el camino Europeo, se convirtió en algo más personal y no hecho para convencer a los altos ejecutivos; las películas comenzaron a ser más personales, los directores comenzaron a plasmar su visión en pantalla. Una nueva generación, en la que se encontraban talentos como el mismo Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Brian DePalma o Steven Spielberg, se adueñaba de la taquilla Norteamericana. Las influencias de directores como Bernardo Bertolucci, Truffaut, o Godard, cada vez se notaban más. El cine dejó de ser “cine” como se lo conocía, y se convirtió en “cine” como lo conocemos hoy, y gran parte de esa responsabilidad se la debemos a “El Padrino”.



‘YO CREO EN AMÉRICA. AMÉRICA HA HECHO MI FORTUNA...’

¿Existe, en la historia del cine, una apertura más icónica que esta? Me animaría a decir que no. La música comienza a sonar, aparece el titulo de la película, todo queda negro, escuchamos una voz, “I believe in America...”, es el funerario Bonassera pidiéndole un favor a Don Corleone (Marlon Brando) el día de la boda de su hija, la fecha en la que un Siciliano no puede rechazar ningún pedido. Han transcurrido como mucho, 5 minutos; e inconscientemente ya estamos viendo cine en su máxima expresión. Brando sentado con su prótesis facial y un gato en su regazo. It doesn´t get better than that you know!

ME HACE SENTIR COMO EN CASA

Alguna vez leí: “toda gran película comienza con una celebración”. No se si este término fue acuñado luego de “El Padrino”, pero de que le calza justo, no hay duda! Pero, ¿por qué? Tengo mi propia teoría, que tal vez compartan. Personalmente, me hace sentir como en casa. La música, toda la gente junta, el ambiente, el aire que pareciera respirarse, todo sirve para hacerme sentir en familia; siempre me sucedió, y creo que gran parte de mi amor hacia la película se debe a esto, a su capacidad casi natural de transportarme a aquellas mega reuniones que tal vez nunca viví pero que sin duda alguna vez idealicé.



Adaptando junto a Mario Puzo el libro autoría de este, Francis Ford Coppola crea un relato familiar que nos muestra tanto los por menores del diario vivir de una familia Italoamericana (Clemenza enseñándole a Michael cocinar una salsa logra que podamos sentir el aroma mismo), hasta el bajo mundo y los peligros que conlleva ser parte de la mafia.

Ambientada en los años de posguerra, el diseño tanto de producción como de vestuario en “El Padrino” se mantiene fiel a la época, lo cual sumada a la espectacular fotografía del ya fallecido Gordon Willis logra generarnos, una vez más, esa sensación de estar en ‘un lugar en el que ya estuvimos’ y recordamos con nostalgia. Sumando algo sobre este ultimo apartado, el trabajo de Willis en la fotografía es uno de los mejores en los registros de la historia del cine. Suya fue la idea de darle una tonalidad anaranjada y cálida a cada escena, justamente agregándole esa sensación de familiaridad y, a la vez, aportándole esa cuota de credibilidad al hecho de que la película sucede en los 40s.



‘NO DISCUTAN LOS NEGOCIOS DE LA FAMILIA CON ÉL...’

Los Corleone son una familia hermética y reservada, así lo demuestra Vito al decirle a su hijo que no se le ocurra sumar a su nuevo yerno a las discusiones familiares sobre negocios. Si hasta el momento la familia ha funcionado bien, es porque siempre ha sido eso, familia; pero una vez que alguien de afuera se asoma, todo inevitablemente comienza a cambiar.

Cuando al patriarca de la familia le disparan a matar, toda la estructura comienza a derrumbarse. Comienzan las presiones de afuera; de morirse Vito, es inminente la pérdida de los contactos políticos que le permiten hacer negocios. Don Corleone es un hombre con códigos: el futuro son los narcóticos, pero el no quiere inmiscuirse en eso. El alcohol, el juego, y el aceite de oliva es lo que ha hecho crecer a la familia. No desea interferir en el negocio de nadie, siempre y cuando nadie quiera interferir en los de él. “Un hombre que no pasa tiempo con su familia no es un hombre” nos dice en un momento. Por sobre todas las cosas que Vito podría ser, es un esposo, padre, y abuelo; su talón de aquiles, como queda demostrado, es su familia. Su niño mimado es Michael, y cuando inevitablemente este asume las riendas de la familia, pareciera que Vito pierde toda esperanza.



MICHAEL CORLEONE

Condecorado de honor en la Segunda Guerra Mundial, Michael (Al Pacino), el hijo menor de la familia, siempre fue la carta ganadora para su padre. Le tenia planes de grandeza: ‘Senador Michael Corleone, o Congresista Michael Corleone’ le dice cara a cara, en una de las escenas más intimas y más potentemente sinceras entre padre e hijo que se les pueda imaginar.

Tras el atentado a su padre, comienza el descenso al infierno de Michael. Inútilmente intentan persuadirlo, pero es una causa perdida: Michael está decidido. Se metieron con su familia y él no va a quedarse con los brazos cruzados. Es aquí, cuando junto a su hermano Sonny (James Caan) y el Consiglieri Tom Hagen (Robert Duvall) planean la forma de vengarse, que la personalidad antes tranquila y distanciada de Mike comienza a cambiar. Mientras relata su idea, Coppola se vale de un acercamiento lento pero que llega casi a tocar el rostro de Pacino; mientras más habla, mas nos acercamos, más en su cabeza estamos. Ya no hay vuelta atrás, el destino de Michael es ‘hacer justicia’; una decisión que acarreará grandes consecuencias y que le impedirán volver a ser quien era.



Pacino la tuvo complicada para obtener el papel del retoño Corleone. Los ejecutivos no estaban contentos con su desempeño e intentaban convencer a Coppola que rescindiera su contrato, pero el director confiaba en su elección, y fue con una escena en particular, justamente la del asesinato en el bar, que aquellos encargados de las decisiones quedaron estupefactos con el trabajo de Al. Su carrera dio flote luego de este papel, y el resto, ya lo sabemos: “Sérpico”, “Tarde De Perros”, “Caracortada”, “Perfume de Mujer”, y la lista sigue. Una de las carreras más destacadas del cine.


Coppola crea un drama familiar épico, inundando la trama de escenas repletas de una tensión ejecutada maravillosamente. Momentos como la visita de Michael a su padre en el hospital o el asesinato en el bar (Sterling Hayden ENORME en ambas), al igual que el descenso hacia el infierno de Michael en el bautismo, son solamente tres de las incontables escenas memorables de la película. El acribillamiento de Sonny, la antes mencionada boda de Connie; si uno se lo propone, creo que todas las escenas serían dignas de mención! Los disparos a Vito, el encuentro con Moe Greene, las secuencias en Sicilia….WOW WOW WOW WOW!



El Padrino” tiene muchas particularidades que la hacen grande; una de ellas es su duración y como esta pareciera ser muchísimo menor. Usualmente cuando uno ve una película varias veces suele tornarse repetitiva, pero eso no sucede acá, y me atrevería a decir que en ninguna de sus secuelas. En pantalla pasa tanta cosa, y cada cosa es tan...indescriptible por su grandeza, que todo fluye a una velocidad inalcanzable y, además, nos lleva a sentir que los conocemos desde siempre. Es imposible no crear algún tipo de vínculo con los Corleone, no sentirse identificado con alguno de ellos, no querer actuar como Sonny o tener la serenidad de Vito.

La de Coppola es una de las pocas películas (junto a Volver al Futuro y alguna más) que me sentaría a ver mil veces y la disfrutaría exactamente de la misma forma que la primera vez. Desde que la conocí no he podido parar de hablar de ella, el sentimiento de amor y admiración no deja de aumentar, y es, en cada ocasión, la primera que se me viene a la mente cuando me preguntan cual es la mejor película que he visto. La vi en televisión por cable, gracias a Internet, en DVD, la última ocasión en Blu-Ray...y mi objetivo, en algún momento, es hacerlo en VHS.



Estoy en posición de decir que todo lo que en mi refiere al cine, mi admiración, mi devoción, amor y pasión, se lo debo a esta película. Todo lo que dije en esta reseña, cualquier vestigio de conocimiento que pude haber demostrado, se lo debo a esta película. Directa o indirectamente, la razón por la que escribo sobre cine, es esta película. Si no fuera por “El Padrino”, mi primer gran paso en el mundo del cine, jamás me hubiera animado a ver otras películas. ¿Hay mejores? Puede ser. Cada uno tiene su opinión. Pero por su significado personal cinéfilo y su arraigo a lo largo de mi vida, no me tiembla el pulso al decir que “El Padrino” es, a mi entender, la mejor película jamás hecha. ¿O tal vez lo sea “El Padrino Parte II”? Aaaaaaah! Es tan difícil decidir!



TÍTULO: The Godfather
AÑO: 1972
GÉNERO: Drama – Crimen
DIRECTOR: Francis Ford Coppola
PROTAGONISTAS: Marlon Brando – Al Pacino – James Caan – Talia Shire – Robert Duvall – John Cazale – Sterling Hayden


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