sábado, 23 de diciembre de 2017

RESEÑA - La Tumba de las Luciérnagas (Hotaru no Haka) - 1988





Es entendible que en algún punto de nuestras vidas nos refiramos al cine animado como “cine para niños”; todos lo hemos hecho, no hay necesidad de ocultarlo. Pero cuando el amor y la devoción por este arte comienza a acrecentarse, esa concepción cambia y comenzamos a verlo con otros ojos. Por supuesto que aún se hacen películas infantiles, pero a mediados de los 80s, en Japón, un estudio de animación se dispuso, tal vez inconscientemente, a cambiar la historia. ¿Como? Aportándole a sus películas un grado de humanidad increíble y convirtiéndolas en atractivas para públicos desde niños hasta adultos. ¿Qué estudio? Ya lo saben: Ghibli.

Mi infancia no fue la de un niño muy “social” que digamos, además de que pasaba enfermo mas tiempo del que cualquiera desearía. Pero todo tiene un lado positivo, y en mi caso fue la televisión. Es mi compañera desde que tengo memoria y siendo chico y aún de grande puedo pasarme horas frente a ella. Fue gracias a mis intensas horas junto a la pantalla que descubrí el Anime (por supuesto que en aquel entonces eran simplemente “dibujitos” como cualquier otro) y me maravillé con series como “Dragon Ball Z”, “Caballeros del Zodiaco”, “Inuyasha” o “Supercampeones” (Cartoon Network nunca volvió a ser el mismo que al principio de los 2000s). Desde ese entonces mi amor hacia la animación Japonesa es incondicional.



Así que podrán imaginarse lo que fue, ya siendo grande, descubrir las peliculas de Studio Ghibli! Ver cómo los “dibujitos” que siempre me acompañaron de niño también resultaban atractivos para mi yo adolescente/joven adulto. Mi primer recuerdo de Ghibli es con “El Viaje de Chihiro”. Por años fue lo único de Miyazaki en mi memoria cinematográfica, hasta que en 2014 vi “El Viento se Levanta”. Lo que sentí con esa película no lo voy a poder explicar fielmente nunca. Jamás. Después vino “Mi Vecino Totoro” y mas tarde “La Historia de la Princesa Kaguya”, pero en medio de esas dos fue que descubrí al señor responsable de esta ultima, y de la que me llevó a escribir estas palabras: Isao Takahata.

Takahata y Miyazaki son el engranaje principal de Ghibli desde el principio, alma y cuerpo de la compania. Entre ellos han realizado gran parte de las películas del estudio y en los mas de 30 años transcurridos desde sus comienzos se han transformado no solo en referentes, sino también en maestros de la animación a nivel mundial.



En 1984 vio la luz su primera película: “Nausica en el Valle del Viento”, dirigida por Hayao. Cuatro años mas tarde el mundo quedó enceguecido con Ghibli por dos razones muy dispares: la felicidad y la tristeza. ¿La responsable de la primera? “Mi Vecino Totoro”. ¿Y de la segunda? Una de las películas mas fuertes en la historia del cine de cualquier país y de cualquier tipo: “La Tumba de las Luciérnagas”, un retrato horrendo sobre la Segunda Guerra Mundial, dirigida por Takahata.

La película sigue a Seita y Setsuko, dos hermanos en medio de la devastación de los bombardeos en el conflicto mas desastroso de su país. Seremos testigos en primera persona no solo de las desgracias que les tocará atravesar, sino también de ese amor y apoyo incondicional entre hermanos que nos toca la fibra mas profunda a cualquiera que haya vivido esa relación amor/odio con su primer compañero/a de vida.



Desde su rendición tras haberse arrojado las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, la Segunda Guerra Mundial se convirtió en, posiblemente, el capitulo mas oscuro en al historia del país del Sol Naciente. No solo se perdió la fe en su Emperador y en la grandeza que significaba el Imperio Japonés, sino que también su gente comenzó a ver las cosas de otra manera. El futuro ya no lucía tan prometedor, el ambiente era depresivo y negativo, y como en toda sociedad, la realidad se vio reflejada en su cine no solo de aquel entonces, sino también en el que estaba por venir. Tanto Miyazaki como Takahata vivieron su infancia en los años de pos-guerra, algo que queda mas que en evidencia en varios de sus trabajos: Takahata al representar la realidad, y Miyazaki intentando escapar de ella.


Películas bélicas hay a montones, pero ninguna se parece ni se acerca a lo que atravesamos cuando vemos “La Tumba de las Luciérnagas”. Hemos visto los horrores de la guerra de muchas formas: secuestros, torturas, complots de asesinatos, explosiones, pero ninguna se acerca a la humanidad y simpleza con la cual Takahata los representa: a través de los ojos de unos niños. Es en esas miradas que atestiguan todo, esos ojos que nosotros vemos, cansados, sin esperanza, esos ojos inocentes, cada vez mas perdidos y faltos de luz, los que nos hacen vivir la acción en nuestra propia piel. Toda guerra a lo largo de la historia ha sido un horror (e inevitable), pero presenciarla junto a Seita y Setsuko nos golpea de una forma sin igual; la desesperación de verlos en todas esas situaciones se acrecenta a medida que la película avanza, y se nos hace difícil (casi imposible) aguantar hasta el final.




                                                        SETSUKO Y SEITA

Fácilmente podría decir que nunca sufrí y sentí tanta empatía hacia los personajes de una película. Por supuesto que me he reído, he llorado y me he sentido desilusionado en muchas ocasiones, pero el hecho de que nuestros protagonistas sean niños hace que nos llegue hasta las entrañas.


Quiero ver a mamá!” grita Setsuko en un momento sin imaginarse el estado de esta; Seita intenta distraerla de la realidad y a la vez escapar él mismo de eso que están viviendo, pero es imposible. Un poco forzados y otro poco invitados, se ven viviendo bajo el techo de una tía. Al principio todo va bien, pero con el tiempo esta demuestra ser lo que no era. Les saca provecho, los utiliza, no los trata bien y es detestable. Pareciera que en tiempos de guerra no se puede confiar en nadie, y es allí donde las verdaderas personalidades salen a la luz. Setsuko y Seita están perdidos, no tienen a donde ni con quién ir. A simple vista se encuentran solos en el mundo.




Pero por más faltos de compania que estén, se tienen a ellos mismos. Y es acá donde la piel se me eriza a medida que escribo. Seita es todo para Setsuko, y Setsuko lo es para Seita. El amor que se profesan es tan poco egoísta; no les queda nada en el mundo y si no se apoyan entre ellos estarán perdidos, nunca vi en una película una relación tan pura y hermosa entre hermanos, y no creo que la vaya a volver a ver. Pareciera que Takahata entendiera como nadie antes (y ciertamente nadie después) la sensibilidad del ser humano. Simplemente, una obra maestra.

Con tan poco somos felices y por tales nimiedades solemos quejarnos. Los hermanos no tienen proyección a futuro, de seguir así morirán...pero tienen tiempo para pequeños momentos de felicidad. Ver el rostro de Setsuko cuando su hermano le da un caramelo es simplemente...inexplicable. Sentimos con ella como ese caramelo la va endulzando y, por un momento, las desgracias desaparecen para darle lugar a un instante de alegría. Nunca en su vida, ustedes espectadores, van a presenciar algo parecido…



Seita
se juega la vida en cada ataque aéreo; los bombardeos enemigos son la oportunidad que encuentra para, en medio de la desesperación, ir a las casas que las personas han dejado abandonadas para robar sus pertenencias e intentar cambiarlas por comida. Su devoción por Setsuko es indescriptible a través de palabras; la única forma de entenderla es con los actos que se ve obligado a perpetrar y las miradas que dirige hacia ella.

La pequeña está enferma, se desnutre, y ver las consecuencias es doloroso en extremo. A pesar de que intenté que no, tuve que apartar la mirada. Su cuerpecito vulnerable, las costillas y el resto de los huesos que se ven a través de la piel. Su espalda toda brotada, roja y lastimada. Es simplemente demasiado para cualquier espectador y nos lleva a pensar por qué estos niños y cualquier otro se vería obligado a atravesar una situación así. Es ser humano es cruel, es la única raza sobre la faz de la Tierra que se mata a si misma por el simple hecho de pensar, ser, tener costumbres diferentes. Siempre fue así y, desgraciadamente, siempre lo será.



                                      SU ANIMACIÓN Y LO QUE NOS MUESTRA

La animación nipona siempre se caracterizó por su humanidad y realismo, pero con “La Tumba de las Luciérnagas Ghibli la llevó a otro nivel. Desde las rallas horizontales en los rostros y el resto del cuerpo para demostrar la flacura que sufren nuestros protagonistas hasta el arduo trabajo para representar los aviones bombarderos, aquellos a cargo de darle vida a los storyboards se lo tomaron muy en serio y de forma muy pasional para lograr una innovación que en las décadas venideras seriviria como referente no solo para futuras producciones Japonesas, sino mundiales.

Niños muertos en las estaciones de trenes
(olvídense de que Disney se anime a hacer eso alguna vez), un pueblo destruido después de un bombardeo, una mujer herida, quemada, cubierta de vendas, el asombro al descubrir los cadáveres calcinados en las calles, lo demacrado que están nuestros protagonistas; la crudeza con la que se representan los hechos es casi imposible de soportar, pero totalmente necesaria para transmitir el mensaje del horror de todo conflicto.




                                                  
LAS LUCIÉRNAGAS

En otro de esos momentos pensados para jugar con nuestro corazón y destruirlo, Setsuko le pregunta a su hermano “¿por qué las luciérnagas se mueren tan rápido?”. Ver como estos insectos iluminan su improvisada habitación a través de un mosquitero es una de las imágenes mas hermosas en la historia del cine de animación; es magia. Las luciérnagas son demasiado hermosas para vivir en un mundo gobernado por la violencia y el terror. Están en el mundo para hacer de este algo mejor, para iluminarlo con su luz, pero la realidad es más poderosa. Así como ellas, el brillo emitido por Seita y Setsuko vivirá por siempre en la memoria de aquellos que tenemos la honra de haber atestiguado su historia, embeleciendo nuestra existencia.

“La Tumba de las Luciérnagas es una película sumamente poderosa, uno de los ejemplos más grandes de lo que el cine puede hacer sentir al espectador. Anti-belicista hasta la médula, el trabajo de Takahata logra como ningún otro conectarnos tanto con los hechos como con los protagonistas, llevándonos desde las risas hasta llorar a mares con una cantidad de sufrimiento nada fácil de soportar en el medio.

Debo de haber visto la
película dos o tres veces antes de decidirme a escribir esto. No estaba muy seguro de que fuera a salirme algo legible o interesante, aún todavía mientras redacto el ultimo párrafo no lo sé; pero lo que sí sé es que intenté transmitir en palabras todo lo que me pasó mientras la veía. Me es difícil creer que el cine tenga este poder sobre mi, sobre todos nosotros. Amo esto. Lo voy a amar por siempre.




TÍTULO: Hotaru no Haka
AÑO: 1988
GÉNERO: Drama - Bélica
DIRECTOR: Isao Takahata
PROTAGONISTAS:Tsutomo Tatsumi – Ayano Shiarishi – Yoshiko Shinohara – Akemi Yamaguchi – Tadashi Nakamura


Entradas recomendadas


La Colina de las Amapolas - 2011
Cuando Marnie Estuvo Allí - 2014
Wall-E - 2008

Dunkerque - 2017
M.A.S.H - 1970

4 comentarios:

  1. Esta es una película hermosa visualmente. Aún no me siento a verla pero tengo muchas ganas de meterme en el mundo del Studio Ghibli. Dicen que sus películas son excelentes y tu reseña no hace más que reforzar esa idea.
    Un abrazo grande y nos estamos leyendo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tanto esta como las demas peliculas de Ghibli son magistrales en cuanto a lo visual, ya sea intentando retratar el mundo real o uno de fantasia! ¿Aun no has visto ninguna? Te recomendaria que comiences por esta y "Mi Vecino Totoro", las cuales en su tiempo se estrenaron juntas y ambas tratan el tema de la niñez desde dos puntos de vista diferentes pero casi en el mismo tiempo.

      Una vez que empieces con Ghibli, será imposible parar!
      Saludos y gracias por tomarte el tiempo de leerme y comentar!

      Eliminar
  2. No había visto la película para ser sincero, no me animaba; vivía creyendo que "mi vecino totoro" era la única película con una buena historia, ahora veo que no, tu reseña me ha motivado a verla. Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Personalmente fue diferente porque, como explico mas arriba, el anime fue siempre parte de mi desde niño. Es normal querer resistirse a un tipo de peliculas, me sucedió con los musicales hasta que vi uno en particular y hoy por hoy es mi género favorito.

      Pero me alegra que mi opinion te haya hecho sentir así! Cada vez que redacto algo intento transmitir todo lo que me pasa en frente de la pantalla, y que sirva como motivación para alguien es básicamente lo máximo!

      Muchas gracias por tomarte el tiempo de comentar, y ojalá la veas lo antes posible para presenciar una de las mejores y mas duras películas que jamás se hayan hecho! Saludos #EnamoradoDelCeluloide

      Eliminar

RESEÑA - ROMA - 2018

En dos años y medio que llevo publicando reseñas he tenido altibajos en cuanto a la producción escrita. Hoy en día me encuentr...