RESEÑA - La Forma del Agua (The Shape of Water) - 2017

Habiendo visto previamente “El Espinazo del Diablo” y “El Laberinto del Fauno”, no me considero ni por lejos un gran seguidor y/o fanático del cine de Guillermo del Toro…lo que no quiere decir que no admire la forma en que lo hace. Es más, “El Laberinto del Fauno” necesitó dos de mis visionados para finalmente intentar comprenderla del todo. A pesar de esto, tras un tiempo de esperar el estreno de su trabajo más reciente, “La Forma del Agua”, tuve la oportunidad de verla en pantalla grande, y se las comento a continuación.

Elisa Esposito (Sally Hawkins) es una mujer muda que trabaja en la sección de limpieza en un edificio perteneciente a la Investigación Espacial Norteamericana, justamente en medio de la carrera espacial entre Estados Unidos y Rusia. Un día llega un sujeto de prueba, una criatura traída de Sudamérica que necesita estar constantemente en el agua para sobrevivir. Poco a poco, Elisa y la criatura generarán un lazo que terminará siendo inseparable



La acción tiene lugar en Baltimore, Estados Unidos, en una de las tantas décadas fatídicas para Norteamerica: los 60s. Directa o indirectamente, en el aura que rodea el ambiente en “La Forma del Agua” se siente el condicionamiento de la época. Las noticias sobre los problemas y manifestaciones raciales, la homofobia e incluso el terror ante un inminente ataque o invasión/infiltración Rusa en suelo Norteamericano; todos son elementos que logran situarnos en el momento histórico, un momento histórico tal, que si no se aclarara que tuvo lugar décadas atrás, bien podría asumirse que estamos hablando de la sociedad Norteamericana actual. La paranoia se respira en el aire.

Si existe algo que no da lugar a discusión en el cine de Del Toro es que el director Mexicano siempre (a veces con más y otras con menos intensidad) logra plasmar su visión en pantalla, siendo esta un poco radical, generando inevitablemente diferentes tipos de reacciones en la audiencia: una parte lo ama, y la otra simplemente no lo soporta. Tras mi primer visionado de “El Laberinto del Fauno”, una época en donde mi sentido cinéfilo no se encontraba para nada desarrollado, intenté convencerme de que pertenecía al segundo grupo.

Afortunadamente decidí darle una segunda oportunidad, y a pesar de que tampoco salí maravillado, aprendí a apreciar la visión del director y la creación de su universo. Y es hoy, viendo hacia atrás, que estoy convencido de que si no accedía a darle otra oportunidad a la película de 2006, ni siquiera estaría interesado en la que es el eje central de esta reseña. Así que, no se queden con la primera impresión de una película, anímense a descubrir una segunda.




LA FORMA DEL AGUA, LA FORMA DEL AMOR

Guillermo Del Toro dijo: ‘Mi película se llama “La Forma del Agua” porque el agua, como el amor, no tiene forma(…) Puede aparecer en mil formas, pero al final lo reconoces’. Elisa poco a poco va conociéndose con la criatura, su conexión es instantánea y real, ambos son diferentes a los demás: el se encuentra fuera de su ambiente, en plena hostilidad, y ella es incapaz de comunicarse con palabras.

Vivimos en un mundo repleto de odio, de desprecio hacia quien viene de afuera, donde nuestra capacidad de sentir empatía hacia o siquiera comprender aquello que difiere con lo que estamos acostumbrados pareciera ser prácticamente nula, y es allí donde la película de Del Toro encaja perfectamente. Perder ese miedo a lo diferente, darnos una oportunidad para descubrir e intentar entender; lo extraño no siempre es negativo, las relaciones pueden ser sumamente enriquecedoras, aportar en ambos, como nos demuestra Elisa. Ella y la criatura se conocen, aprenden el uno del otro, se ayudan mutuamente y, finalmente, crecen juntos como personas...o lo que sea que sean.



LOS MONSTRUOS DE DEL TORO

Basta con repasar su filmografía para dar cuenta de que el cine de Del Toro le debe todo a sus monstruos. Desde “El Espinazo del Diablo”, pasando por “Hellboy”, llegando a películas no dirigidas pero sí dirigidas por él como lo es “Mama” del 2013, en todos y cada uno de sus trabajos estas criaturas salidas de sueños y/o imaginaciones cumplen un rol esencial. El mismo director ha dejado en claro que le debe todo a ellos, a sus miedos; el cine le ha dado la oportunidad de enfrentarlos y, a la vez, maravillarnos.

En “La Forma del Agua” dice presente una vez más su admiración por estas criaturas, otorgándole una sensibilidad que las acerca más al ser humano. Proveniente de Sudamérica, se nos dice que allí era venerado como un Dios, y será a medida que la película avance que nos daremos cuenta por qué. Del Toro es probablemente el talento actual más grande a la hora de hacer cine fantástico, ese cine que por ningún motivo podría suceder en la realidad pero que de alguna manera, logra ejecutarlo con tal perfección y belleza que termina convenciéndonos de que todo es posible, solo debemos permitirnos imaginárnoslo.



CINE MUDO EN EL CINE SONORO

A pesar de que desde 1927 con “El Cantor de Jazz” el cine mudo dejó de ser el estándar de la industria, de cierta forma el alma cinéfila se siente agasajada al saber que, 90 años después, aún existe la posibilidad de que personajes que no emiten una sola palabra protagonicen una película y nos hagan sentir cosas.

Sally Hawkins se pone en la piel de Elisa Esposito y lo hace maravillosamente. Su rutina repetitiva le aporta la seguridad que necesita: hervir un huevo, masturbarse, lustrar zapatos, cocinar ordenadamente. La repetición es el estilo de vida de Elisa, hasta que se le atraviesa algo que cambia su visión de las cosas, algo en forma no humana, pero que la hace sentir todo lo que un ser humano realmente anhela: AMOR. Su carencia de palabras resulta favorable de a momentos; la capacidad de transmitir lo que se propone simplemente con gestos y movimientos la convierte en uno de los mejores desempeños actorales de 2017, en un año donde uno de los más destacados (personalmente) es justamente su compañero de elenco.



Michael Shannon; con ese nombre ya marca presencia. El nacido en Kentucky se llevó todos mis aplausos...y probablemente los de varios. “Dios tiene forma humana, como yo”, dice en determinado momento. Cuando lo vemos por primera vez está vestido completamente de negro, lo rodea un aura oscura y maligna, la cual más adelante en el metraje quedará en evidencia en una de las escenas mas difíciles de soportar de toda la película y que, honestamente, me obligó a mirar para el costado. Su postura, su mirada, su forma de hablar y su personalidad de lograr lo que se propone sin importar el coste. Shannon es uno de esos grandes secundarios que, al igual que Woody Harrelson, cada vez más nos demuestra su capacidad para ponerse al frente de cualquier proyecto.

El miedo es uno de los peores enemigos del hombre. El temor nos lleva a actuar precipitadamente, del modo incorrecto, y cuando muchos se empeñarían en etiquetar a nuestra criatura marina principal como el verdadero monstruo, la realidad es que nada ni nadie puede llegar a ser tan terrorífico e insensible como el ser humano.



Merecidamente “La Forma del Agua” ha sido inmensamente premiada a lo largo de 2017, de igual forma que recibió sus 13 nominaciones a los Oscar. La película es una belleza en varios niveles. Visualmente no solo por ver esa criatura que nos recuerda a “Creature From the Black Lagoon” de la década de los 50s, sino que la fotografía de Dan Laustsen es una preciosidad a cada segundo. Las tomas bajo la lluvia, la oscuridad dentro de las instalaciones, todo coopera para crear el ambiente húmedo y semi-hostil que Del Toro quiere transmitirnos. Sumado a esto, Alexandre Desplat una vez más se mantiene a un nivel de magnificencia con una banda sonora que nos genera cosas increíbles; y siguiendo esta línea, “La Forma del Agua” nos ataca directamente a estos sentimientos con su historia de amor, convirtiéndola en uno de los relatos fantásticos mas destacados del último tiempo.



Aunque desgraciadamente no todo es alabanzas para la película de Del Toro. Tiene, personalmente, alguna falla, siendo la más notable su larga duración. Que no se malentienda, 130 minutos no es demasiado...pero así se sienten. Tan así, que en determinado momento hubiera apostado todo mi dinero a que el final estaba cerca, cuando en realidad no habia llegado ni a la mitad. También hay un momento que no terminó de convencerme; intentando no entrar en spoilers del argumento, en una parte Del Toro decidió añadir un injerto musical al cual verdaderamente no le encontré mucho sentido. Inevitablemente lo relacioné con “La La Land”, pero supongo que se debe a mi fanatismo, ya que ni por asomo tuvo un resultado parecido en mi.

Sin embargo y ante todo, “La Forma del Agua” es una muy buena película, una de las mejores de 2017; personalmente tal vez no tan merecedora de todo el alboroto generado, pero supongo que es entendible. Cuenta con la mayor cantidad de nominaciones a los Oscars, pero si de mi dependiera, otros merecerían algunos de ellos...pero hey! De todas formas, no dejen de verla. Vale más que la pena, háganme caso. El cine está ahí para transportarnos, y Del Toro es un maestro en eso.




TÍTULO: The Shape of Water
AÑO: 2017
GÉNERO: Fantasía - Drama
DIRECTOR: Guillermo Del Toro
PROTAGONISTAS: Sally Hawkins – Michael Shannon – Octavia Spencer – Richard Jenkins


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