domingo, 16 de septiembre de 2018

RESEÑA - Bringing Up Baby: La Fiera de mi Niña - 1938





Finalmente luego de un largo tiempo de posponerla, me enfrenté (no del todo convencido) a ‘Bringing Up Baby’, esa comedia de 1938 dirigida por Howard Hawks, protagonizada por Katharine Hepburn y Cary Grant. ¿El resultado? Puedo decirles que hace tiempo no me reía tan honestamente con una película




Han habido veces en las que luego de dejar un filme atrás, al verlo se siente forzado, friccionado y poco natural, me siento distraído por cualquier cosa; pero en el caso de ‘La Fiera de mi Niña’ todo eso quedó atrás ya que no solo se me pasó el tiempo como bala, sino que lo que se ve en pantalla tiene esa cualidad de eterna que logra, 80 AÑOS DESPUÉS de su estreno, mantenerla igual de interesante y entretenida. En ella no solamente se ven reminiscencias de ‘Sucedió Una Noche’ de Frank Capra, sino que a la vez la película de Hawks sirve como punto inicial para el resto de las comedias románticas que vendrían a futuro, obviamente influenciadas por esta.



Cary Grant es un paleontólogo cuyo objetivo es asegurar la donación de 1 millón de dólares para culminar un proyecto, cuando de la nada una chica rica (Hepburn) se cruza en su vida trayéndole nada más que problemas, obligándolo a superar las situaciones más absurdas y contrarias a su personalidad y, lean bien, cuidar un leopardo !!



La conexión entre Hepburn y Grant es una de esas clásicas de la Edad Dorada de Hollywood, como también supo serlo Hepburn con su esposo Spencer Tracy. Leyendo ‘Historia del Cine’ de Mark Cousins, el autor dedica unos buenos párrafos a esta película y a Howard Hawks en general diciendo que, aunque el director no debería ser considerado un revolucionario del cine, algo a remarcar de esta película en particular es la forma en que Grant y Hepburn se ‘pisan sus diálogos’. ¿A qué se refiere con esto? A que mientras uno habla, el otro le habla por encima en la conversación, algo que en el cine actual es cosa de todos los días, pero que en aquel entonces donde el sonido en las películas tenía recién 10 años llegó a ser algo muy innovador.



Lo que logra esto es darle una sensación de dinamismo y adrenalina a la trama, la cual nunca decae y acompañado por dos pedazos de actores como nuestros protagonistas, transforman lo que fácilmente podría haber sido una comedia más como tantas, en uno de los mejores ejemplos cinematográficos de cómo se debe ejecutar una película de este tipo.

Sin querer entrar en zona de spoilers para quienes no la vieron, simplemente les digo que el final, o más bien la resolución de todo problema (cosa que viene antes del final’ propiamente dicho) es uno de los momentos cinematográficos más difíciles de explicar que se puedan imaginar. No por su drama, no por su complejidad ni mucho menos, sino por esa capacidad innata y casi increíble de mantenernos en una carcajada constante, no sorprendiéndonos con lo que sucederá en realidad, sino mas bien esperando atentamente algo que sabemos va a suceder. La anticipación nunca se sintió tan bien como en ‘Bringing Up Baby’.




Si me pusiera a enumerar todos los gags que me partieron de la risa necesitaría horas para hacerlo, pero tengo que destacar uno en particular, el cual se que tal vez no sea el más memorable de todos pero que personalmente me dejó en claro cómo con tan poco puede lograrse tanto. En determinado momento Hepburn pierde un zapato, así de simple, pierde un zapato, lo que la obliga a caminar de forma graciosa y reírse de sí misma en una ocasión, mientras la vemos caminar dando pequeños aparentes saltos. Sutil, pero efectivo; y magistral.

Me gusta considerar al cine como una experiencia que va más allá de la finalización de la película de turno; las sensaciones generadas, el momento particular que consciente o inconscientemente elegimos para verla, las veces que la revisionamos, esas ansias que nos genera, casi que incontrolables de comentarla con alguien, y que personalmente me lleva a escribir esto esperando que alguien lo lea y se sienta identificado a pesar de reconocer que no es la reseña perfecta, algo que última y desgraciadamente me sucede cada vez menos.



Se sentiría demasiado superficial decir solamente que ‘Bringing Up Baby’ es una gran comedia, ya que es más que eso. Es una de las muestras más primitivas de cómo dos personajes con personalidades bastate opuestas pueden, cuando están juntos, hacernos atravesar las situaciones mas hilarantes que nos podamos imaginar, una receta que no fue creada para esa película sino que venía de antes (y que definitivamente sigue utilizándose hasta el día de hoy), pero que, en opinión personal, pocas veces se ha logrado con tal perfección como la demostrada por Hepburn y Grant.



TÍTULO: Bringing Up Baby
AÑO: 1938
GÉNERO: Comedia
DIRECTOR: Howard Hawks
PROTAGONISTAS: Katharine Hepburn – Cary Grant – Mary Robson – George Irving


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